viernes, marzo 13, 2009

Desengaños, Despedidas 2 - Becquer

Gustavo Adolfo Bécquer - Fragmentos
(http://es.wikipedia.org/wiki/Becquer)

Serpiente del amor, risa traidora,
verdugo del ensueño y de la luz,
perfumado puñal, beso enconado...
¡eso eres tú!

Me ha herido recatándose en las sombras,
sellando con un beso su traición.
Los brazos me echó al cuello, y, por la espalda,
partióme el corazón.
Y ella prosigue alegre su camino,
feliz, risueña, impávida. ¿ Y por qué?.
porque no brota sangre de la herida.
porque el muerto está en pie.

Cuando me lo contaron, sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas;
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de donde estaba.

Dices que tienes corazón, y sólo
lo dices porque sientes sus latidos.
Eso no es corazón...; es una máquina
que, al compás que se mueve, hace ruido.

Dejé la luz a un lado, y en el borde
de la revuelta cama me senté,
mudo, sombrío, la pupila inmóvil
clavada en la pared.
¿ Qué tiempo estuve así ? No sé...

Como en un libro abierto
leo de tus pupilas en el fondo.
¿ A qué fingir el labio
risas que se desmienten con los ojos ?

¡Llora!  No  te avergüences
de confesar que me quisiste un poco.
¡Llora!  Nadie nos mira.
Ya ves: yo soy un hombre... y también lloro.

Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me arranqué;
aunque sentí  al hacerlo que la vida
¡me arrancaba con él!

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y  mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡ésas... no volverán!

¡No me admiró tu olvido! Aunque de un día,
me admiró tu cariño mucho más;
porque lo que hay en mí que vale algo,
eso... ni lo pudiste sospechar.

Discreta y casta luna,
copudos y altos olmos,
paredes de su casa,
umbrales de su pórtico,
callad,  y que el secreto
no salga de vosotros.
Callad, que por mi parte
yo lo he olvidado todo;
y ella... ella, no hay máscara
semejante a su rostro.

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo  y  absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengañate,
¡así... no te querrán!

¿ Quieres que conservemos una dulce
memoria de este amor?
Pues amémosnos hoy mucho, y mañana
digámosnos:- ¡Adiós!

Yo sé cuándo tú sueñas,
y lo que en sueños ves;
como en un libro puedo
lo que callas
en tu frente leer.

Mi vida es un erïal,
flor que toco se deshoja;
que en mi camino fatal
alguien va sembrando el mal
para que yo lo recoja.

Triste cosa es el sueño
que llanto nos arranca,
mas tengo en mi tristeza una alegría...
¡Sé que aún me quedan lágrimas!

Yo voy por un camino; ella, por otro,
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún : - ¿ Por qué callé aquel día?
Y ella dirá : - ¿ Por qué no lloré yo ?

Nuestra pasión fue un trágico sainete...
...Pero fue lo peor de aquella historia
que,  al fin de la jornada,
a ella tocaron lágrimas y risas,
y a mí, sólo las lágrimas.

¡Dejó en mi pecho
tu amor huellas tan hondas,
que sólo con que tú borrases una,
las borraba yo todas!

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