jueves, mayo 06, 2010

Enamorados 48 - Perdidamente... II

Es tu sonrisa una flor que crece en mi corazón, con cuyo dulce aroma me embriaga de amor.

Negro tenía el corazón henchido de falsas promesas, perdida la mente y la razón entre villanos y mentirosos, y tan solo tu presencia fue suficiente para salvarme de esa perdición enseñándome lo que fue, es y será nuestro amor.

Cuando tus ojos me miran el tiempo se detiene. Los latidos de mi corazón en mis oídos me susurran: no te detengas, que ella ya viene.

Es tu imagen un dulce resplandor que penetra a través de mis ojos y me llena el corazón.

No hay pensamiento en mi alma que no sea sobre ti; y esa inmensa fuerza me impide alejarme mientras te ame así.

Es tu amor el calido abrazo que mi cuerpo estremece, es tu sonrisa la fuerza que mi alma conmueve, es tu voz la dulce ambrosía que seduce mi mente, eres tú todo cuanto deseo fervientemente.

Dicen que afortunado en juegos, desafortunado en amores. Por ello dejé el azar en cuanto entraste en mi vida; no por temor a perder, si no por no querar jamás la oportunidad de volver a ganar. Solo te necesito a ti.

Dulce amor, suelta mis amarras, libera mis alas, para que pueda perderme en la calidez de tu cuerpo y tu alma.

Cansado ya de las falsas sonrisas, de las verdades a medias, astiado de la necia hipocresía, necios petulantes que depositan su felicidad en el brillo y la pedrería, apartaos de mí, abandonadme en el solitario camino, uid de mi compañía... yo solo necesito amor y ya lo encontré donde menos lo busqué, en la radiante sonrisa de mi amada [nombre].

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