miércoles, marzo 10, 2010

Enamorados 45 - Más amor III

Nunca ví rosa en belleza igual al reflejo de tu mirada y el susurrar aterciopelado de tus labios.

Mi corazón marchito, que en la tierra yerma abandoné por maldito, hoy veo florecer. Al cuidado de tus manos, bañado por el amor que derramaste sobre él, hoy lo entrego completamente a tu merced.

Dulces recuerdos en lo más profundo del alma escondidos, besos y abrazos fugaces en la niebla del olvido. Niebla gris y helada que la sonrisa congela y en temblores sumerge la queja. ¿Dónde marchaste, mi amor? ¿Dónde tu amor descansa? Ahora que no te tengo, ya no me queda nada.

Anoche soñe con la felicidad plena. Toda ella era un reloj donde las manecillas llevaban inscrito tu nombre. Cada segundo era un suspiro de mi alma, cada minuto un latido de mi corazón, cada hora un beso de pasión encendida y al completarse el ciclo... volvía a estar contigo.

En el reflejo del espejo veo lo que aún mi alma sustenta, carne y huesos que el aliento alimentan. Pero en tus ojos, en tus ojos veo el reflejo de lo que tu corazón cuida y anhela, una mirada, una sonrisa, un beso, el amor que a la vida su sentido encomienda.

En la nada de la vida cotidiana perdida tenía el alma. Subir y bajar, dormir y despertar, ir y venir, tic y tac, tic y tac... y de la noche a la mañana, cuando menos lo esperaba... apareciste tú y mi universo se transformó como jamás imaginara.

Amor, nacido de la nada, lo recuerdo en lo profundo de mi alma. Amor, que invade la vida, no te deja respirar, que embota el pensamiento y que por él arrojas tu cuerpo al mar. Jamás, jamás lo querré olvidar.

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